Hace poco se casó una de mis amigas y me pidió que estuviese en el hotel antes de la boda para ayudarla a vestirse, ya que el traje de novia tenía un montón de botones en la espalda y hubiese sido un infierno hacerlo por su cuenta, ya que estaba hecho a medida y no había casi nada de holgura. Allí, mientras se vestía, apareció una chica de Lechuga y Ruiz, una pequeña parte del estudio fotográfico al que le había encomendado el reportaje fotográfico de su boda.
La verdad es que el resultado fue increíble. Hoy he visto las fotos que les hicieron en su casa y no tienen nada que ver con las de mi boda. La diferencia salta a la vista. Parecen incluso más guapos los dos casi se podría decir. Y es que son profesionales de esto, de la fotografía.
Nosotros, en mi caso, nos decantamos por pedirle a un amigo de mi marido al que le gusta andar siempre con su cámara a todas partes que nos hiciese unas fotos de ese día, y además dejamos varias cámaras desechables sobre las meses del restaurante para que los invitados fuesen inmortalizando los momentos más emocionantes o divertidos de ese día. Pero os puedo asegurar que muchas fotos se ven mal, otras están mal encuadradas, hay gente que sale cortada e incluso no tenemos esas típicas fotos que destilan amor y sentimiento por todas partes.
¿Y esto a qué se debe? Pues a algo muy sencillo: a ahorrar. Nosotros queríamos tener una boda de ensueño, tanto que al ir sumando y sumando detalles se nos fue yendo de las manos el presupuesto y tuvimos que ir recortando por donde nos parecía más sencillo. A día de hoy, puedo decir sin lugar a dudas que la boda fue preciosa, pero lo cierto es que las fotos de ese día no lo son y me gustaría haber tenido algo de calidad para recordar ese momento irrepetible.
Por eso mi consejo es que hagáis recortes por otro lado que veáis más factible y encomendéis todo el trabajo de este tipo de a un profesional. Como se dice por ahí: zapatero a tus zapatos. De hecho, los profesionales son gente de garantías con seguros incluso, como es el caso de ese que hace poco salió en las noticias porque tuvo que indemnizar a una pareja tras borrar las fotos de la tarjeta de memoria de la cámara y perderlas en el ordenador. Y no solamente indemnizar, sino que las tiene que repetir y en la ciudad donde habían tenido lugar.
Eso sí, ya que conozco a este estudio gracias a la boda de mi mejor amiga, me gustaría aprovechar la ocasión para recomendároslo, da igual en que parte de España estéis, ya que ellos se desplazan sin problema ninguno para hacer el reportaje.
Lechuga y Ruiz Fotografía Nupcial nació con una idea muy clara desde el principio: captar imágenes llenas de magia y frescura que lograsen transmitir todas las emociones de un día tan especial e irrepetible como es el día de la boda. Para lograrlo cuentan con una filosofía de trabajo muy definida: combinar la fotografía nupcial, la fotografía de moda, el reportaje documental y el fotoperiodismo.
Son un equipo. Siempre están atentos, observando el entorno y siguiendo las últimas tendencias en moda, cine, arte, música y fotografía. Para ellos, cada boda es un proyecto único, y así lo tratan y conciben, buscando siempre el modo de aportar un toque de pasión y originalidad en cada trabajo.
Por supuesto, todo el proceso posterior de elaboración, maquetación, impresión y encuadernación es para ellos especialmente importante y fundamental para alcanzar un buen resultado final. Es por ello por lo que trabajan con algunos de los mejores laboratorios fotográficos del mundo. Su objetivo es que dentro de unos años, cuando veas de nuevo las fotografías de tu boda, descubras que siguen tan vivas como el primer día, y que aún te parecen más bellas que cuando las vistes por primera vez.