Seguro que alguna vez te has sorprendido a ti mismo viendo capítulo tras capítulo de una serie, sin poder parar, aunque al día siguiente madrugues. Da igual que sea Juego de Tronos, Stranger Things, Miércoles o la última joya de moda en alguna plataforma: parece que esas historias tienen un hechizo que nos atrapa. Y sí, la trama, los personajes y los diálogos importan, pero hay algo que muchas veces olvidamos y que juega un papel fundamental: el diseño.
Aunque no nos demos cuenta, todo lo que vemos, escuchamos y sentimos mientras estamos frente a la pantalla está cuidadosamente pensado para mantenernos pegados al sofá.
Así es: el diseño es el responsable de que sintamos que estamos dentro de un universo completo. Desde la tipografía del título hasta la iluminación de una escena, cada detalle tiene un propósito. Lo fascinante es que, aunque no siempre lo percibamos conscientemente, nuestro cerebro lo procesa y lo integra en la experiencia. Por eso, cuando terminamos un capítulo, tenemos la sensación de haber viajado a otro mundo.
No solo guion: cómo el diseño crea atmósferas inolvidables.
Cuando pensamos en lo que hace grande a una serie, lo primero que se nos viene a la cabeza suele ser la historia. Sin embargo, el guion sin un diseño potente no tendría la misma fuerza.
Pongamos como ejemplo Stranger Things: los creadores no inventaron nada completamente nuevo en cuanto a trama (un grupo de niños enfrentándose a un misterio sobrenatural ya lo habíamos visto) pero lo que realmente nos atrapó fue su estética ochentera. Los neones, las bicis, los posters en las habitaciones, los peinados, los sintetizadores en la banda sonora… todo estaba diseñado para devolvernos a una época y generar una mezcla de nostalgia y fascinación que nos hizo seguir capítulo tras capítulo.
¡Esa es la magia del diseño! Crear un ambiente en el que la historia se sienta auténtica. Juego de Tronos nos trasladaba a un universo medieval oscuro y salvaje en el que cada castillo, cada traje y cada emblema estaban pensados para que sintiéramos que ese mundo realmente existía. Miércoles, en cambio, juega con una estética gótica moderna, con tonos fríos, vestuario cuidadosamente escogido y escenarios que parecen salidos de un cuadro de Tim Burton: sin ese envoltorio visual, los personajes perderían parte de su carisma.
Los pequeños detalles que nos atrapan sin darnos cuenta.
Si algo caracteriza a las series de ahora es la atención al detalle.
Los diseñadores de vestuario, escenógrafos y directores de arte trabajan para que cada plano sea una obra en sí misma, y aunque pueda parecer exagerado, esos detalles son los que hacen que nos obsesionemos con ellas.
Un buen ejemplo es Breaking Bad, una serie en la que los colores que vestía Walter White iban cambiando según su transformación como personaje. Al principio predominaban los tonos claros, pero conforme se adentraba en el mundo oscuro de la droga, su ropa iba tiñéndose de verdes y negros. Sin necesidad de decir una palabra, el diseño del vestuario contaba la evolución de la trama.
En Miércoles, por otro lado, destaca su uniforme negro y gris entre el resto de estudiantes que llevan tonos más coloridos. Esto refuerza su personalidad enormemente, y a su vez también nos guía visualmente para que siempre la tengamos como punto de referencia.
Lo mismo ocurre en Stranger Things con la recreación de Hawkins. Todo está cuidado al detalle: la cafetería, las habitaciones de los niños, el centro comercial, las calles, los coches, la ropa… Todo rezuma autenticidad ochentera, y eso es lo que nos engancha.
La música es mucho más que una banda sonora pegadiza.
A menudo pensamos en el diseño como algo meramente visual, pero lo cierto es que el sonido juega un papel igual de importante. Las series actuales cuidan sus bandas sonoras hasta el más mínimo detalle, y nos obligan prácticamente a quedarnos escuchando cada opening sin poder pasarlo ¡Aunque lo hayamos oído mil veces!
¿Quién no recuerda el tema de apertura de Juego de Tronos o la inquietante música de sintetizadores de Stranger Things?
El sonido es completamente imprescindible para darle vida a la serie, ya que sin duda, refuerza la atmósfera.
- En Miércoles, la música de cello que toca la protagonista se convierte en un símbolo de su carácter.
- En Chernobyl, el zumbido constante y agobiante genera un ambiente opresivo que hace que casi sintamos la radiación en la piel.
¡Todo está diseñado para que nuestras emociones se alineen con lo que estamos viendo!
Moda y diseño.
El poder del diseño en las series no se queda en la pantalla: también se traslada a nuestras vidas. ¿Cuántas personas no han imitado el peinado de Daenerys, el look gótico de Miércoles o la estética retro de los protagonistas de Stranger Things? La ropa, los accesorios y hasta los objetos decorativos de estas series se convierten en una moda difícil de esquivar.
Sin ir más lejos, Serrano Joyeros destaca que el furor por Stranger Things es tan grande, que incluso Pandora ha sacado charms de su serie. Es sin duda un ejemplo perfecto de cómo la estética de una ficción puede convertirse en producto real y deseado.
La intro: ese momento diseñado para enganchar.
Las series actuales han llevado el diseño de las introducciones a otro nivel.
Antes, la cabecera era poco más que una música y el nombre de los actores, pero hoy, el opening o la intro supone un elemento narrativo en sí mismo.
Podemos verlo en Juego de Tronos: su intro evolucionó este concepto con un mapa en movimiento que mostraba los reinos y castillos que íbamos a visitar en cada temporada. Esa introducción se convirtió en un ritual para el espectador, que no quería saltarla porque aportaba información y creaba anticipación.
Lo mismo ocurre con Stranger Things, cuya tipografía roja sobre fondo negro ya es un icono cultural. El simple hecho de ver aparecer esas letras acompañadas de los sintetizadores nos pone en el estado mental adecuado para sumergirnos en la historia.
Es diseño puro al servicio de la experiencia.
El diseño como identidad de marca.
Cada serie tiene una identidad visual tan marcada que funciona como una marca en sí misma. Piensa en los colores fríos y góticos de Miércoles, en el aire medieval y terroso de Juego de Tronos o en la paleta ochentera y neón de Stranger Things: basta con un fotograma para que sepamos inmediatamente de qué serie se trata.
Esa identidad visual es justamente lo que hace que recordemos una serie mucho tiempo después de haberla visto. Es como escuchar una canción de nuestra adolescencia: en segundos nos devuelve a un momento concreto. El diseño de las series cumple la misma función, grabando en nuestra memoria imágenes y sensaciones que perduran.
Más allá del entretenimiento: diseño que crea cultura.
Las series que vemos están fabricadas para entretener, pero todos sabemos que hacen mucho más: moldean la cultura popular, generan movimientos y mucho más.
Gracias a su diseño, crean iconos que se extienden más allá de la pantalla:
- El trono de hierro de Juego de Tronos se ha convertido en un símbolo universal de poder y ambición.
- Las luces de Navidad con las letras pintadas de Stranger Things ya forman parte de la sociedad que recuerda a Hawkins con cariño.
- La silueta de Miércoles tocando el cello es reconocible incluso para quienes no han visto la serie.
Aquí destaca el verdadero poder del diseño: trascender la ficción y convertirse en parte de nuestra vida diaria. Y lo más curioso es que, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello, el diseño está ahí, trabajando en segundo plano para que sintamos lo que los creadores quieren que sintamos.
¿Qué nos espera?
Si algo está claro es que las series seguirán evolucionando y el diseño será cada vez más importante. Con la llegada de nuevas tecnologías, veremos mundos aún más inmersivos y detalles cada vez más cuidados. La realidad aumentada, los efectos digitales y la experimentación estética prometen experiencias que difuminarán la frontera entre lo que vemos en la pantalla y lo que vivimos fuera de ella.
Pero por mucho que la tecnología avance, lo esencial seguirá siendo lo mismo: crear atmósferas que nos atrapen y nos hagan sentir parte de la historia. Porque al final, lo que recordamos no es solo la trama, sino cómo nos hizo sentir cada imagen, cada sonido y cada detalle del diseño.
Recuerda:
Puede que nos encanten las series actuales por sus giros argumentales, sus personajes carismáticos o sus diálogos memorables. Pero lo que realmente nos engancha hasta la obsesión es el diseño que las envuelve: es ese trabajo invisible pero minucioso el que convierte un guion en una experiencia inolvidable.
Así que la próxima vez que no puedas dejar de ver un capítulo tras otro, recuerda: hay una magia que va más allá de la historia, o la trama, y se rige por el diseño de cada elemento de la serie.