Consejos para fotografiar bebés

bebés

Hace ya un buen tiempo que mi cuñada, que es fotógrafa profesional, me reclutó como su ayudante en varias sesiones, especialmente cuando le tocan bebés. Yo no soy fotógrafa, ni muchísimo menos, ella es la experta. Pero, al estar ahí, ayudando con mantitas, juguetes y haciendo sonidos raros para que el bebé mire, he aprendido un montón. Y también me he dado cuenta de que fotografiar bebés es toda una aventura.

Si alguna vez te ha tocado intentarlo, sabrás de lo que hablo. Si no, te lo adelanto: no es nada fácil. Por eso me animé a escribir este artículo, para compartir lo que he visto y aprendido, por si te sirve para futuras sesiones.

Aquí van mis consejos (y mis batallas) sobre cómo fotografiar bebés sin perder la paciencia… ni la cabeza.

 

La dificultad de fotografiar bebés

Fotografiar bebés no es como hacerle fotos a un adulto que te entiende cuando le dices “mira aquí”, “ponte de este lado” o “sonríe”. Con bebés, esas instrucciones no existen. De hecho, la mayoría de bebés, sobre todo entre los tres meses y el año, parecen tener un radar especial para hacer justo lo contrario de lo que necesitas.

Son inquietos, se mueven como lombrices, voltean la cara justo cuando tienes la toma perfecta, se interesan más en el cable de la cámara que en el juguete que les estás agitando y, por supuesto, lloran cuando menos te lo esperas. Y ni hablar de los bebés recién nacidos, que parecen angelitos dormidos, pero basta con quitarles la mantita o moverlos un poquito para que se despierten y el show comience.

Lo complicado es que, además de todo eso, tienes que cuidar que estén seguros, cómodos y tranquilos. No es solo sacar una foto bonita, es crear un ambiente donde el bebé (y los papás) se sientan a gusto. Y claro, si los papás están tensos, el bebé lo capta y todo se complica aún más.

Por eso, además de saber usar la cámara, hay que tener mucha paciencia, flexibilidad y buen humor. Sin eso, es misión imposible.

 

Consejos para fotografiar bebés

Prepárate como si fueras a una expedición

La primera cosa que aprendí es que una sesión de fotos con bebés no es algo improvisado.

Si llegas sin plan y sin conocer al bebé, estás perdido. Yo siempre ayudo a mi cuñada a preparar todo: el espacio (cálido, cómodo y seguro), los accesorios (mantitas, gorritos, fondos) y, sobre todo, un arsenal de juguetes, sonajeros, espejitos y cosas que hagan ruido.

Si el bebé es más grandecito, también llevamos burbujas o algún juguete que llame su atención. Cada bebé es distinto y lo que funciona con uno, puede no funcionar con otro.

Hay que hablar con los papás antes, preguntar si hay alguna canción o muñeco favorito, o si hay algo que le asuste para evitarlo.

No es exageración decir que preparar bien una sesión de bebé es casi como preparar una expedición: puede pasar de todo y hay que estar listo para reaccionar.

 

La paciencia es más importante que la cámara

Una cosa es saber manejar una cámara y otra muy distinta es saber manejar bebés. La cámara puede ser de última generación, pero si pierdes la paciencia al primer llanto, la sesión se va al traste. Me ha pasado que, después de media hora intentando que un bebé mire hacia la luz o sonría, ya quiero tirar la toalla. Pero he aprendido que con bebés, la paciencia es la clave.

Paqui Sirvent, fotógrafa profesional de bebés y recién nacidos, nos añade, además, que a veces hay que parar, dejar que coman, que duerman un rato, que los carguen los papás. Y mientras tanto, el fotógrafo tiene que estar ahí, sin frustrarse, listo para aprovechar cualquier momento en que el bebé esté tranquilo.

Es mejor invertir tiempo en calmarlo que forzarlo a hacer algo que no quiere. Si el fotógrafo está tranquilo, el bebé lo nota. Y si el fotógrafo está estresado, el bebé lo siente. Así de sencillo.

 

La seguridad siempre es lo primero

Parece obvio, pero no lo es tanto. En medio de querer conseguir la foto perfecta, es fácil olvidar que el bebé es frágil y que cualquier postura o accesorio mal puesto puede hacer daño. Yo siempre estoy al lado del bebé, con las manos listas por si se mueve de golpe. No es exagerado, es necesario.

Nada de poner al bebé en posiciones forzadas, ni dejarlo solo en superficies altas, ni usar accesorios que puedan ser peligrosos. Además, hay que vigilar la temperatura, que no tenga frío o calor, que la luz no le moleste, que no haya ruidos fuertes.

La seguridad es lo primero, porque de nada sirve una foto bonita si pones al bebé en riesgo.

 

La luz natural es tu mejor amiga

Mi cuñada insiste mucho en esto y yo lo he comprobado. Con bebés, la luz natural es lo mejor. Nada de flashes potentes que puedan asustarlos. Siempre buscamos espacios con buena luz, cerca de una ventana o en exteriores, cuando el clima lo permite.

La luz suave y natural no solo favorece al bebé, también lo mantiene más tranquilo. Además, evita sombras duras y crea un ambiente más cálido. Si el lugar no tiene buena luz, usamos difusores, pero siempre evitando luces directas o muy fuertes.

 

Conoce los tiempos del bebé

Cada bebé tiene su ritmo. Hay bebés madrugadores que están de buen humor en la mañana y otros que necesitan un par de siestas antes de estar dispuestos a colaborar. Antes de la sesión, es clave preguntar a los papás cómo es el bebé: a qué hora come, cuándo duerme, cuándo está más tranquilo.

Hacer la sesión cuando el bebé está descansado y alimentado es la mejor forma de asegurar que todo fluya mejor. Forzar al bebé en un mal momento solo garantiza llantos y fotos complicadas.

 

Haz equipo con los papás

Los papás no son solo espectadores. En mi experiencia, cuando los papás participan, la sesión es más fácil. A veces basta con que el bebé vea o escuche a su mamá para calmarse. Otras veces, es el papá quien tiene el truco perfecto para sacarle una sonrisa.

Yo siempre trato de que los papás se sientan parte del proceso, que no vean al fotógrafo como alguien que “se encarga de todo”.

Al final, ellos conocen mejor al bebé y su ayuda es clave.

 

Sé flexible y creativo

Con bebés, las cosas rara vez salen como uno espera. Hay que adaptarse y ser creativo. Si el bebé no quiere estar boca abajo, se le fotografía boca arriba. Si no le gusta estar en la manta, se le toma en brazos de los papás. Lo importante es captar su esencia, no forzarlo a poses imposibles.

Las mejores fotos, muchas veces, son las espontáneas: un bostezo, una carcajada inesperada, un gesto curioso. Hay que estar siempre alerta para captarlas.

 

No te obsesiones con la foto perfecta

Este consejo es para mí misma.

Muchas veces me frustro porque la foto no sale como debe salir y el bebé no coopera. He aprendido que con bebés, la perfección es relativa. Lo importante es captar momentos, gestos, emociones. A veces, una foto imperfecta dice mucho más que una pose impecable.

 

Consejos extra para fotografiar bebés (porque nunca sobran)

Después de tantas sesiones, me he dado cuenta de que hay pequeños trucos que no siempre se mencionan, pero que pueden hacer una gran diferencia.

Aquí te dejo un listado rápido con esos consejos extra que he ido aprendiendo sobre la marcha:

  • Ten siempre un plan B (y un C): No te cases con una sola idea. Si el bebé no quiere estar sobre la manta, prueba en brazos de los papás, en un moisés o incluso en el suelo. Flexibilidad total.
  • Evita el exceso de estímulos: A veces nos volvemos locos haciendo ruidos, moviendo juguetes y cantando todo a la vez. Eso puede agobiar al bebé. Mejor ir de menos a más, observando cómo reacciona.
  • Haz pausas sin miedo: Si el bebé se inquieta, no pasa nada por parar y dejar que coma, que lo calmen o lo cambien. Una pausa a tiempo es mejor que seguir forzando.
  • Captura los detalles: Manitas, piecitos, pestañas. Esas fotos complementan el álbum y son más fáciles de hacer cuando el bebé está inquieto.
  • No todos los bebés sonríen: Y no pasa nada. Hay bebés serios, curiosos, soñolientos. Cada gesto cuenta y refleja su personalidad.
  • Trabaja rápido cuando el momento es bueno: Si el bebé está tranquilo, aprovecha al máximo. Esos minutos de oro son clave.
  • Relájate y disfruta: Los bebés sienten todo, así que si estás tenso, ellos lo notan. Disfruta el proceso y no te obsesiones con la foto perfecta.

 

Si tienes que fotografiar bebés, ya sabes un poco más

Fotografiar bebés es un reto, pero también es una experiencia muy bonita. Cada sesión es diferente y cada bebé enseña algo nuevo. No es solo apretar el botón, es entender al bebé, adaptarse a él y, sobre todo, disfrutar el proceso.

Con paciencia, creatividad y mucho amor, se pueden lograr fotos increíbles que serán recuerdos para toda la vida.

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