Es increíble lo que está ocurriendo con la política en España. Parece que estamos totalmente asqueados de ella y sin embargo cada día interesa más, algo que corroboran la aparición y los buenos datos de audiencia de todos esos debates televisivos y programas de actualidad que llevan las parrillas de la tele con los escándalos y las declaraciones hirientes entre los personajes del momento. Comentadísimos fueron por ejemplo los carteles de la campaña electoral, esos que posiblemente volvamos a ver si las elecciones, como se le pilló comentando a Rajoy cuando pensaba que nadie de la prensa le escuchaba, se repiten el próximo 26 de junio, como todo parece indicar. Empresas como la madrileña Dicendi, una agencia consultora de marketing estratégico y operativo que ayuda a fortalecer la imagen de marca y la reputación positiva, fueron consultadas por nosotros a la hora de hacer este artículo.
Y ¿por qué nos fijamos tanto en los carteles de la campaña y fueron tan comentados por los ciudadanos? Pues porque curiosamente, las fotografías que lucía el Partido Popular de Mariano Rajoy, su candidato a la presidencia del Gobierno, y de Soraya Sáenz de Santamaría, su segunda, dejaban a la vista los caros relojes de los mismos, algo que no ha sentado nada bien a una población a la que no han parado de pedirle esfuerzos y a la que han ahogado con recortes en todos los servicios públicos.
De hecho, en el debate a cuatro que hicieron entre los representantes de los cuatro partidos más votados el 20 de diciembre (Partido Socialista Obrero Español con Pedro Sánchez, Podemos con Pablo Iglesias, Ciudadanos con Albert Rivera y el Partido Popular, con la vicepresidenta del Gobierno en funciones), fue muy comentado que la segunda del partido más votada y que estaba dirigiendo el país en ese momento acudiese sin cortarse con un reloj de la firma Hublot valorado por encima de los 4.000 euros, un capricho que pocos ciudadanos de este país se pueden permitir dadas las circunstancias económicas actuales. Por muy sobrio que sea el mismo, que quizás sea la imagen de ella que se quería transmitir, no deja de tener alto valor económico al alcance de muy pocos.
Es por esto que, como dicen por ahí, una imagen vale más que mil palabras, y los profesionales de la fotografía y del marketing deben estar muy atentos a este tipo de detalles a la hora de elaborar las campañas electorales.
No sabemos qué es lo ocurrirá en las próximas elecciones y tampoco cómo llevarán a cabo la nueva campaña los políticos, pero lo que sí estaría bien es que mimasen un poco las imágenes y las fotografías para no enfadar más a una población que comienza a estar más que harta y hastiada de una ostentosidad sin medida entre aquellos que les piden esfuerzos.