Cuando, como fotógrafa aficionada, tengo que hacer retratos hay una cosa que no soporto en mis modelos, y es que tengan los dientes mal. Una cara preciosa, llena de expresividad, puede verse totalmente catapultada a segundo plano si el joven, o la joven, tiene los dientes movidos o llenos de caries y amarillentos por el café y el tabaco.
A pesar de que soy periodista y de que he encaminado mi carrera profesional en ese sentido, mis hobby es, y siempre será, la fotografía. Además, haber estudiado periodismo me da ciertos conocimientos sobre este arte que no todo el mundo posee y por eso me considero una aficionada, que no una profesional, pero que podría convertirse en una.
Una de las primeras cosas que hay que saber si queremos retratar o hacer un book a alguien es que si no hay nada que destaque negativamente en su rostro todo pasará desapercibido, desde las cejas, hasta la nariz o los labios, pero como haya algo que todos sabemos que no debería ser ahí, como un forúnculo (grano), unas cejas mal depiladas, una mancha en la piel, unos dientes que parecen un laberinto de pasiones o una herida en el cuello (por ejemplo), ahí será adonde se dirijan las miradas en la fotografía, lo que dejará todo lo demás en un segundo plano, queramos o no.
Hay cientos de dentistas que no sólo se dedican a realizar trabajos de salud bucodental sino que también tienen muy en cuenta la estética. Una clínica especializada que recomendaría a quien me preguntase es la Clínica Dental Garriga. Soy conocedora de su trabajo y he podido disfrutar de sus servicios en más de una ocasión, por lo que sé de lo que hablo.
Si no hemos llegado a ese nivel y lo que queremos prevenir, podemos encontrar muchísima información en Internet como en este artículo que habla de hábitos. Lo importante es no descuidar ni la salud ni la estética de tu boca, sobre todo si nos es posible cambiarla.
Por eso, si queremos un buen retrato, debemos repasar muy bien el rostro de nuestro/a modelo. Debe tener las cejas bien depiladas, debe cubrir imperfecciones de la piel con maquillaje, y si no podemos cambiar de persona elegida y debemos quedarnos con ella a pesar de tener unos dientes mal arreglados pensad en que, a lo mejor, es positivo hacerle fotografías sin sonreír porque por muy duro que parezca este consejo, la realidad es que hasta la persona fotografiada, cuando vea los resultados, estará más contenta y agradecida.
De todos modos, obviamente, estamos hablando de retratos que buscan la belleza o armonía, no de retratos que intentan captar otra cosa a través de objetivo y eso también hay que tenerlo en cuenta porque puede que nos interese tener un modelo con ciertas características concretas para conseguir el retrato que andamos buscando.