Hay quien piensa que las cámaras que se utilizan en los radares no tienen la suficiente tecnología para captar según qué cosas. He llegado a escuchar que si excedes los 160km por hora los radares no son capaces de hacerte una foto clara en la que pueda leerse bien la matrícula de tu vehículo. Todo eso es incorrecto, los radares cuentan con cámaras fotográficas diseñadas y adaptadas para obtener el mejor de los resultados.
Ahora bien, los radares fijos son los más comunes. Son los que podemos ver metidos en cabinas o pequeñas torres en los márgenes de las vías de circulación. También pueden colocarse en pórticos o postes. Los radares fijos deben estar siempre debidamente señalizados. Incluso la DGT facilita la información sobre dónde están colocados para que cualquiera pueda consultarla.
Los radares móviles son los más difíciles de detectar. Estos, a diferencia de los anteriores, necesitan de una persona que los opere. Se suelen situar en coches camuflados o en coches oficiales de la Guardia Civil, tanto en movimiento como estacionados en puntos estratégicos.
También lo son los radares de tramo. Se trata de radares más fiables que los fijos pues, en lugar de calcular la velocidad al paso por un determinado punto, hallan la velocidad media de un tramo concreto. Para ello, registran el momento en que pasamos por un punto A mediante una cámara de visión infrarroja con un sistema de reconocimiento de caracteres incorporado. Cuando un coche pasa por debajo de esta cámara, se lee la matrícula y se registra la fecha y la hora exacta. Se recorre entonces en tramo sobre el que hay establecido un límite de velocidad y, al pasar por el punto B, una nueva cámara, conectada con la anterior, vuelve a registrar la fecha y la hora en que el mismo vehículo cruza ese punto. Si el tiempo transcurrido es inferior al tiempo marcado (distancia del tramo partida por la velocidad máxima permitida), la información se envía a la DGT donde se impondrán las multas por exceso de velocidad pertinentes.
Pero sin duda, el radar más temido es el helicóptero Pegasus. Este aparato se utiliza para detectar si se produce conducción temeraria en una determinada vía. Cuenta con dos cámaras dedicadas a esta labor de vigilancia. Una de ellas es panorámica y se usa para seguir y captar la velocidad. La otra, es una cámara capaz de leer la matrícula del conductor que está cometiendo la infracción registrada por la primera cámara. El equipamiento del Pegasus es capaz también de calcular la velocidad media. La información recabada, al igual que en el caso de los radares al uso, se remite a la DGT para la pertinente multa. No obstante, si la conducta detectada fuera constitutiva de delito, se contactaría directamente con la Guardia Civil para que interviniese y pusiese fin a una conducción que pone en riesgo la propia vida y las ajenas.
Los tipos de multas más comunes son por exceso de velocidad
Hay distintos tipos de multas de tráfico por velocidad excesiva. Van desde las graves sin retirada de puntos, a las muy graves castigadas con 600 euros y la retirada de 6 puntos. Te resumimos toda la información en la siguiente tabla de multas por exceso de velocidad. No obstante, el exceso de velocidad se considera un hecho tan grave que incluso puede ser constitutivo de delito. Las multas de radar impuestas por rebasar el límite de velocidad permitida en 60 km/h en vía urbana y en 80 km/h en vía interurbana pueden acarrear, además, como castigo la realización de trabajos en beneficio a la comunidad y la retirada del permiso de circulación por un plazo de entre uno y cuatro años. Así que, como ves, conviene pensárselo antes de conducir con exceso de velocidad.
La mejor manera de recurrir una multa
La Dirección General de Tráfico pone una media de más de 10.000 multas al día, sin tener en cuenta las que son impuestas por otras administraciones como, por ejemplo, los ayuntamientos. A pesar de nuestros consejos, ¿Has sido tú uno de los conductores sancionados? No te preocupes. Existe la posibilidad de que te retiren esta multa. La existencia de defectos de forma, el incumplimiento de los plazos o la declaración de un agente pueden ser grandes armas a la hora de recurrir una multa por radar o por cualquier otra infracción.
Recurrir una multa por radar puede parecer una tarea complicada, pero es posible. En términos generales, las multas de tráfico por velocidad siempre te darán la opción de redactar un escrito negando los hechos de los que se te acusa. Lo más recomendable es poner el asunto en manos de un abogado que sepa detectar los errores de procedimiento.
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